El jueves Cambá madrugó temprano. Más temprano que otros días. Fue un día especial para llegar a Capital desde el Conurbano. Especialmente difícil. Colectivo, tren y subte. La combinación perfecta para llegar a puerto, después de avisar de demoras y demases. La cita era en la sede del rectorado de la UNTREF, en Recoleta. El 3 y 4 de noviembre, destinamos nuestros dos días de trabajo a participar de las Jornadas de Reflexión de arte electrónico y educación. Desde el departamento de educación de Cambá, participamos como expositores contando nuestra experiencia como cooperativa, nuestra itinerancia con talleres y nuestros proyectos a corto y mediano plazo en educación. Nos invitaron a contar cuáles son los ejes desde los que vertebramos nuestro trabajo y lo hicimos.
Hablamos de que somos una empresa de propiedad colectiva, gestionada democraticamente por sus trabajadores; hablamos también, de como la cooperativa decidió invertir en un proyecto de educación para socializar los saberes y, fundamentalmente, para des-naturalizar la apropiación de los medios tecnológicos como mercancías y saberes de unos pocos (para dominar a los otros tantos). Contamos que nos motiva la posibilidad de crecer a partir de la creación de proyectos que nos desafíen en nuestras prácticas cotidianas y, siempre necesaria, la capacidad de hacer un aporte significativo a la sociedad.
Les contamos a los participantes del auditorio de la calle Juncal que, hace algunos años, diseñamos y armamos una guitarra con Leds que te enseña a tocar. Este proyecto, refleja nuestra apuesta a una construcción donde sea posible pensar el trabajo desde una perspectiva que sincronice nuestras prácticas humanas vitales (en este caso, el arte y la música) y, al mismo tiempo, garantice nuestra subsistencia. Es nuestra forma de estar en el mundo en un contexto donde los sujetos estamos cada día más escindidos de lo que producimos. No es la más fácil, pero es la que encaja perfecto con nuestra cosmovisión y es en la que apostamos diariamente.
Les contamos, a quienes no nos conocían, que somos artistas, educadorxs, técnicxs, autodidactas y tipxs entusiasmadxs. Que estamos comprometidos con un sentido social del arte, y una función del arte dentro de la cultura; que lo vemos como un vehículo para el hacer pedagógico, como generador de formas de ver, entender y hacer mundo.
Laboratorio de Tecnologías Creativas. LTC
Después de esto, acompañado de imagenes y palabras, hablamos sobre LTC, el Laboratorio de Tecnologías Creativas. Les dijimos que proponemos incorporar en la educación formal nuevas formas de vinculación con la tecnología. Un programa de formación docente que les brinde herramientas para aplicar un programa dinámico de hardware y software haciendo hincapié en tres ejes: arte, vida cotidiana y lo lúdico. En este proyecto hay un poco de resistencia, un poco de resistencia a los programas de robótica propietaria, a las plataformas educativas corporativas, a los enlatados que vienen dados como de otro planeta. Por eso o, en contra de eso, tenemos ganas de promover la apropiación de los medios mediante la creación de proyectos que incluyan, que permitan la experimentación y la creatividad. Para esto solo tuvimos unos breves 15 minutos, lo que nos obligó a pensar-nos y sintetizar-nos. Fugazmente, dijimos que promovemos el aprendizaje desde la producción individual, colectiva y colaborativa. Y que, vemos en este proyecto una forma de empoderar, creando herramientas y abriéndolas para su reproducción y modificación para que puedan compartirse de manera tal que se diversifique y se multiplique su uso. Les contamos a los participantes, que decidimos que la escuela es nuestro lugar de acción, porque los espacios institucionalizados son una fuerte condensación de personas, recursos, valores y formas de hacer las cosas. Que queremos meternos a trabajar en un terreno donde los desafíos son muy grandes porque hay una lógica que se impone, muchas veces centrada en procesos pedagógicos estancos y anacrónicos. Por eso, proponemos procesos pedagógicos alternativos, abiertos, participativos, libres y experimentales.
La trama de redes
Después de escuchar durante dos días a colegas, artistas, investigadores, académicos, entusiastas, de entender cuales son los proyectos en los que trabajan y las motivaciones que los impulsan pudimos encontrar puntos en común con varios de los espacios. Universidades, talleres autónomos, educación formal, etc, impulsan proyectos en consonancia ideológica, conceptual y programática con nuestra propuesta. A raíz de eso, la tarde del viernes se convirtió en un espacio de reflexión real, potente, en donde los diferentes actores de la trama empezamos a desatar los nudos e hilvanar ideas nuevas. Cuando los espacios que comparten formas de hacer, convergen en una superficie que los pone a dialogar, no hay nada mejor que hacer de ese encuentro un encuentro fecundo. Y en eso estamos, tramando acciones, tejiendo lazos, haciendo red.
Lo que dejaron las Jornadas
En la previa, tuvimos que poner en palabras un montón de cosas en las que veníamos trabajando y pensando. Al final de las jornadas, después de haber dicho todas esas palabras, de haber intercambiado, de habernos vinculado, hay que volver a escribir nuevas palabras. Como un caminito que nos trazamos, como ir poniendo faros en el camino, este tipo de espacios nos hace reflexionar sobre nuestra prácticas, sobre nuestras proyecciones, sobre nuestros deseos. Al final del viernes, esperando el bondi, nos fuimos con el pecho un poco inflado y con la certeza de que estamos caminando el camino que queremos caminar.