Cada 3 meses nos reunimos a reflexionar, a discutir, a poner en tensión y a compartir. Cada 3 meses salimos de la oficina para encontramos en un espacio diferente, conocido o desconocido.
Si estamos en un espacio diferente, somos nosotres un poco diferentes también. Diferente es la forma que organizamos el día, diferente es el desayuno, el almuerzo y diferentes las dinámicas para abordar los asuntos.
El asunto de esta Jornada primaveral resonó fuerte y claro unos meses atrás cuando nos propusimos empezar a charlar sobre nuestros retiros. Re pensar si la diferencia, a veces discriminatoria y desigual, no era en este caso, equidad. Después de 3 encuentros de trabajo en equipos, de puesta en común de ideas, de revisión de textos y de laburo arduo, culminamos la discusión en una jornada donde se tensaron varios de los hilos que flotaban en las charlas previas. Que se tensen los hilos significa que reforzamos la red que nos sostiene. Que revisamos las prácticas, desatamos los nudos y volvemos a tejer nuevos puntos.
De eso se trata el entramado de lo colectivo: de hacer entre nosotres, de revisar, de desarmar y volver a hacer. Porque en esos actos no estamos solamente revisando las prácticas de la empresa, sino también, nos revisamos a nosotres mismes. Qué mejor, que nos llevemos en cada rincón de nuestra existencia la punta de un nuevo ovillo para hacer con otres, multiplicar las redes, caminar con la certeza de andar sujetos y nunca solxs.
