Disputando mercados y sentidos

CoopCycle, la plataforma cooperativa de Delivery (ó «cómo no sentir culpa burguesa cuando pides comida desde el celu»)

El capitalismo de vigilancia es una mutación del capitalismo moderno. Su materia prima son los datos que obtiene a partir de la vigilancia del comportamiento de las personas. Luego transforma esos datos, cómo actúa una persona concreta, en pronósticos de cómo actuará en el futuro. A continuación, estos pronósticos son puestos a la venta en una modalidad nueva de mercado. Ha alcanzado esta posición dominante gracias a que abrió el primer camino eficiente para la monetización del mundo on-line. (Shoshana Zuboff)

“Capitalismo de vigilancia” es como llama Shoshana Zuboff a la actual etapa del capitalismo en este artículo, un término bastante duro para describir a la economía del mundo digital, que viene acompañada de muchas palabras agradables como economía compartida, economía del trabajo temporal, trabajo freelance o “frilo”, microempresario, emprendedorismo, etc.

En un contexto donde toda la actividad que realizamos en los distintos soportes digitales (datos y metadatos) queda registrada para su posterior refinación y venta, las Plataformas se presentan hoy como el lugar donde compramos, vendemos, e inclusive, nos vinculamos afectivamente con otras personas.

En un enfoque más general, las plataformas son infraestructuras digitales (accedemos a través de los distintos dispositivos electrónicos) que permiten que dos o más grupos interactúen, y de esta manera se posicionan como intermediarias entre distintos tipos de usuaries o clientes: consumidores, proveedores de servicios, empresas, distribuidores, etc.

En términos concretos son “nuevos tipos de empresa; se caracterizan por proporcionar la infraestructura para intermediar entre diferentes tipos de usuarios, por desplegar tendencias monopólicas impulsadas por los efectos de red, […] y por tener una arquitectura central establecida que controla las posibilidades de interacción.” (Srnicek, Nick; Capitalismo de Plataformas, 2018)

Estas nuevas dinámicas de comercialización también están modificando el mundo del trabajo. Bajo la idea de trabajo “independiente” y “flexible” se esconden esquemas de precarización laboral y explotación. En primer lugar, tanto usuarios como proveedores de servicios están a merced de una plataforma donde no controlan las reglas: ni de los sistemas de valoración, distribución del trabajo, política de precios o condiciones laborales. El documental de la revista Anfibia sobre las plataformas de reparto ilustra muy bien esta problemática.

¿Pero que sucedería si tanto les trabajadores como les usuaries pudieran incidir en las reglas de gobernanza de la plataforma? ¿Es posible pensar en un modelo que contemple los principios y prácticas de la economía social?

Las posibles respuestas a estas preguntas se están delineando dentro del incipiente movimiento de Cooperativas de Plataforma, donde varios investigadores comenzaron a dar forma a una alternativa con enfoque social de estas nuevas modalidades económicas. Entre ellos se destaca el trabajo de Trebor Scholz, donde además de analizar la economía de plataforma plantea los principios básicos para que una plataforma sea cooperativa.

Hacia la consolidación de Plataformas Cooperativas

Este año, por iniciativa de este grupo de investigadores, junto con las universidades de The New School (Nueva York) y Mondragón (País Vasco), se lanzó la primer edición del curso Cooperativsmo de Plataformas Ya!, con participación de personas de más de 20 países, vinculadas con el cooperativismo, el activismo y el mundo del trabajo.

Desde FACTTIC participamos como representantes locales, coordinando el grupo argentino y poniendo este tema en nuestra agenda, ya que fundamentalmente consideramos que puede ser una fuente de trabajo digno para muchas personas, especialmente en este contexto de pandemia.

La experiencia del curso fue enriquecedora y nos motivó a impulsar la formación de este tipo de cooperativas en Argentina, sobre todo por nuestro rol como productoras y productores de tecnologías digitales, que es el soporte de las plataformas.

Apoyo del Estado + Economía Social = Innovación Social

El rol del estado es fundamenta para impulsar desarrollos tecnológicos que sean relevantes para la sociedad más allá de su margen de ganancia o posibilidad de monetización. También, es relevante al momento de fomentar innovaciones tecnológicas que permitan desarrollar modelos de negocio sustentables que no estén basado en el extractivismo de datos y su uso dañino para las personas.

Este año, gracias a la recepción que encontramos en INAES, desde FACTTIC pudimos delinear un plan para desarrollar módulos locales de pago para un software que permite organizar las tareas de reparto y logística, llamado CoopCycle.

El software de este proyecto permite ser adoptado, utilizado y modificado por organizaciones cooperativas (licencia coopyleft, y funciona como una alternativa global a aplicaciones corporativas como Rappi o Glovo.

A diferencia de estas, donde les trabajadores son empleades en relación de dependencia no reconocidos (mal llamados microempresarios, este software está pensado para ser utilizado por cooperativas de trabajo, o inclusive, para funcionar como cooperativas de múltiples actores, donde tanto repartidores, clientes y proveedores tienen decisión sobre las reglas de gestión de la aplicación.

Hoy, un equipo intercooperativo formado por Cambá, Fiqus, Gcoop y Coprinf están llevando adelante este desarrollo a través de un financiamiento de INAES, propiciando la formación de este tipo de iniciativas en Argentina.

Recién estamos comenzando este camino, nos queda mucho por aprender, investigar y experimentar, con el objetivo de generar escenarios donde se generen puestos de trabajo dignos, servicios confiables y relaciones económicas sanas, inclusivas y asegurando la reproducción de la vida en todos sus aspectos.